Estoy buscando
un libro para leer. Es un libro muy especial. Yo lo imagino como a un rostro
sin rasgos. No sé su nombre ni el de su autor. Quién sabe, a veces creo que
estoy buscando un libro que yo misma escribiría. No sé. Pero me hago tantas
fantasías con respecto a ese libro desconocido y ya tan profundamente amado.
Una de las fantasías es esta: yo lo estaría leyendo y de pronto, a una frase leída, con lágrimas
en los ojos diría en un éxtasis de dolor y de final liberación: “¡Pero es que
yo no sabía que se puede todo, mi Dios!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario